PERCIBÍ QUE DIOS ESTABA ALLÍ.

Por Víctor Rodríguez. Uno de los momentos inolvidables, de aquellos que quedan grabados en la memoria y en el corazón fue haber participado de los encuentros en la casa de Alberto Darling, hermano en Cristo y directivo de una empresa importante en Argentina. Corría la década del 60, en ese entonces -siendo joven- estudiaba en el seminario. Me enteré de esas reuniones así que estaba muy interesado en conocer aquel lugar. Se trataba de una preciosa y amplia casa ubicada en un barrio de Buenos Aires. Al entrar por primera vez me recibieron con gentileza y percibí que Dios estaba allí. Había muchas personas pero me llamó la atención que nadie conducía la reunión, no había un “frente” y eso me asombró aún más. Se levantaban oraciones espontáneas y entonaban cánticos que se repetían una y otra vez. Distintos hermanos compartían profundas enseñanzas con gracia profética. En otros sectores había gente que recibía el Espíritu Santo, hablaba en lenguas y profetizaba. Quién iba a pensar que ...